11 de FEBRERO 1977
*OSCAR SMITH*
POR SIEMPRE Secretario General
Sindicato LUZ y FUERZA - Capital Federal
Por
"Los Trabajadores de Luz y Fuerza hemos conformado una estructura dinámica y social que probablemente sea el orgullo, no solo de nuestro Gremio sino de todo el Movimiento Obrero Argentino. Esto nos obliga más que nunca a no convertirnos en una isla dentro del proceso nacional. Nosotros somos parte integrante de la columna vertebral del Movimiento Nacional Justicialista, es decir del Movimiento Nacional. Y es necesario destacar que bajo ningún punto de vista el Movimiento Obrero puede renunciar a continuar siendo la columna vertebral del proceso nacional, ya que es la garantía del futuro."
(*OSCAR SMITH* año 1974)
Oscar Smith tenía 45 años cuando el 11 de Febrero de 1977, salió de su casa y no se lo volvió a ver, luego de ser encerrado por unos autos y que personas vestidas de civil se lo llevaran en un Falcón blanco.
Había nacido el 8 de enero de 1932 en Villa Dominico, estaba casado y tenía dos hijas; era el Secretario General del gremio Luz y Fuerza Capital Federal, hasta abril de 1976, cuando el sindicato fue intervenido por el Ejército dentro de las acciones realizadas por el autoproclamado "Proceso de Reorganización Nacional".
La Junta Militar encabezada por el Gral. Videla, sanciona en el mes de septiembre de 1976, la “Ley de Seguridad Industrial”, también llamada 21.400, que penaba directamente el activismo gremial y prohibía las huelgas, castigando a los trabajadores que participaran de protestas , y también a las organizaciones que las impulsaran, quitándoles la personería y su propia capacidad legal.
El día 30 de Septiembre de 1976, se difunde un documento del Sindicato de Luz y Fuerza, donde se afirma que la iniciativa iba “contra el Art. 14 bis de la Constitución Nacional que reconoce el derecho de los sindicatos a pactar convenciones colectivas de trabajo.” Los medios de comunicación, alineados tras la argumentación oficial, dejaron constancia del reclamo lucifuercista, pero alabaron la iniciativa militar de “terminar con los privilegios gremiales”.
Como respuesta, el día 4 de Octubre, se produce el despido de 264 trabajadores de la empresa SEGBA, entre los que se contaban todos los miembros de la conducción sindical, delegados y activistas. Ese mismo día en la reunión del Consejo Directivo de Luz y Fuerza desde la clandestinidad se decide responder con medidas de fuerza la decisión del directorio de SEGBA de iniciar la batalla contra el Sindicato. La protesta contra los despidos, aprobada por unanimidad, consistía en la realización de actos y asambleas en los lugares de trabajo y en la concreción de “paros de brazos caídos”.
Al otro día se realiza una concentración en la puerta del Sindicato Capital Federal en reclamo por la reincorporación de los compañeros despedidos. Miles de trabajadores, contraviniendo todas las reglas impuestas por la dictadura, entonaron desafiantes la Marcha del Sindicato frente a la sede misma de Luz y Fuerza ocupada por la intervención militar. Casi como un juramento gritaban “ES QUE A NUESTRO QUERIDO SINDICATO, LO DEBEMOS DEFENDER HASTA MORIR”.
En ese mismo instante comienza el plan de lucha, que busca desgastar la disciplina laboral hasta obligar al gobierno a negociar no solamente la reincorporación de los despedidos, sino también evitar la aplicación de cualquier ley de prescindibilidad en las empresas del Estado y cualquier tipo de reestructuración que se intentara. La conducción de Luz y Fuerza, elige como método para impulsar la protesta el “trabajo a reglamento”, o el “trabajo a tristeza”, es decir el incumplimiento de los habituales ritmos laborales antes que el cese total de las tareas.
Ante la contundencia de las medidas comienzan las negociaciones desde el gobierno para intentar disuadir a los trabajadores. En una reunión realizada en el Ministerio de Trabajo, Oscar SMITH junto a la conducción de Luz y Fuerza, le informan que no pueden aceptar la aplicación de la ley de Prescindibilidad para justificar los despidos. El militar toma nota de los reclamos y prometió girarlos a su superior, sin responder a la argumentación.
Al otro día los operativos policiales se hicieron habituales en cada uno de los lugares de trabajo de los que llevaban adelante la protesta. Lejos de desatar el temor en el gremio, los operativos de intimidación despertaban nuevas energías. Luego comienzan a concretarse secuestros y torturas “temporarias” a delegados y activistas de la organización. En todos los casos luego de los golpes y maltratos, se sugería a las victimas que “se abrieran de la huelga”.
El jueves 7 de Octubre el Comando Zona 1 del Ejército, emite un comunicado, informando que “a partir de la cero hora” del día siguiente se detendrían y pondrían a disposición del comando a los trabajadores del área energética que no realizaran sus tareas normalmente. La respuesta de la conducción de Luz y Fuerza fue ratificar el camino elegido y las medidas de protesta continuaron.
A la noche siguiente, tres trabajadores de Luz y Fuerza, Vicente Francisco Seijo, Oscar Mere y Oscar Polizzo fueron secuestrados de sus casas con golpes, despliegues de armas, gritos y amenazas. Son llevados a la Escuela de Mecánica de la Armada, donde son golpeados, torturados y amenazados constantemente.
El Consejo Directivo de Luz y Fuerza decide la realización de movilizaciones reclamando la inmediata aparición de los secuestrados. Desde la mañana se realizan asambleas y actos en todas las sedes de la empresa convocando a los trabajadores a participar del acto en reclamo de la aparición con vida de sus compañeros. Más de tres mil personas se concentraron allí. En otros sectores de SEGBA se sucedieron las protestas masivas. Ese día, y a la misma hora, en distintos puntos de la ciudad se movilizaron casi diez mil trabajadores.
A los dos días aparecieron los secuestrados. Llegaron a sus domicilios en automóviles de la empresa SEGBA, y mostrando en sus cuerpos semidesnudos señas visibles de tormentos y torturas.
La Junta Militar, en un nuevo comunicado recuerda la vigencia de la Ley 21400, que establece la prohibición de toda medida de fuerza y prevé penas de prisión de 1 a 10 años.
Pero las protestas continuaron, asambleas espontáneas, jornadas de brazos caídos, quite de colaboración, etc. Ni la presencia militar podía asegurar la normalidad de las tareas.
El Buenos Aires Herald, (matutino ligado al establishment económico) en su editorial del 18 de Octubre de 1976, decía: “El resultado de la corriente de huelga de los trabajadores de Luz y Fuerza será el que decida quien esta gobernando el país: las fuerzas armadas o los sindicatos peronistas”. Mas adelante sintetizaba: “Un importante principio esta en juego: ¿es el gobierno militar lo suficientemente fuerte como para imponer su voluntad al poderoso sindicato?”
En el siguiente comunicado de la Junta Militar, se informaba a la población que “delincuentes subversivos trataran de alterar la paz en el territorio nacional aprovechando el conflicto existente en la empresa SEGBA y extendido a todo Luz y Fuerza”. Quien conociera la vida interna del Sindicato sabía que el comunicado falseaba la verdad. El conflicto era llevado adelante por los militantes y los delegados de la Lista Azul y Blanca. Pero la mera decisión sindical de enfrentar al poder omnímodo del Proceso ya era subversiva, porque de aceptarse una negociación directa o indirecta con la organización gremial se quebraba la concepción de autoridad imperante en el nuevo modelo de país. Un espacio donde el poder organizado de los trabajadores se viera reducido al mínimo (o aniquilado) era la condición indispensable para el establecimiento del “nuevo orden económico y social”.
La conducción de Luz y Fuerza publica en varios diarios una solicitada con la firma de OSCAR SMITH, titulada “Los trabajadores no somos subversivos”, alli se afirma que las medidas de fuerza que encaraba la organización “están enmarcadas en un estricto sentido gremial, como consecuencia de las arbitrarias e injustas medidas adoptadas por los funcionarios de las empresas, especialmente de SEGBA, las cuales no están solamente reñidas con el respeto de los mas elementales derechos laborales, sino que también agreden los mas elementales derechos humanos”. Luego se reseñan los motivos del conflicto, desde la falta de cumplimiento del Convenio Colectivo de Trabajo, la reducción de los salarios, las sanciones injustas a los huelguistas, etc. Afirmando que “todas esas arbitrariedades han producido la justa reacción de los trabajadores. Por eso NADIE DEBE CONFUNDIRSE”.
A partir de aquí comienzan las negociaciones para llegar a un acuerdo por el origen del conflicto que era el despido de 300 trabajadores producidos a principios de octubre. Pero desde el equipo económico de Martínez de Hoz, no aceptaban resignar sus objetivos de reducción de las empresas del Estado y de debilitamiento del poder sindical para poder reformar los convenios y reestructurar las empresas produciendo todas las cesantías que se consideraban necesarias.
En medio de las conversaciones, la empresa Agua y Energía, decide la suspensión sin goce de sueldo de 500 trabajadores que habían participado en las medidas de protesta organizadas por el sindicato. Otra vez comienzan las medidas de fuerza. Se retoma el trabajo a tristeza o paro de brazos caídos desde el lunes 25 de octubre. Recomienzan los actos, las asambleas, las volanteadas. Volvieron los gestos de protesta multiplicados por mil.
La vuelta a las medidas de fuerza habían producido el deterioro del servicio eléctrico. Faltaba luz en varios barrios de Capital Federal y del Gran Buenos Aires y se complicaba la normalidad de la vida diaria.
La vuelta a las medidas de fuerza habían producido el deterioro del servicio eléctrico. Faltaba luz en varios barrios de Capital Federal y del Gran Buenos Aires y se complicaba la normalidad de la vida diaria.
La Junta Militar amenaza otra vez por medio de un comunicado con” la detención y procesamiento de los saboteadores y activistas según las disposiciones de la Ley 21400.”
No era fácil para las Fuerzas Armadas que ocupaban las instalaciones de SEGBA, impedir las medidas de protesta. Siempre estallaba a tiempo una bomba de insecticida, o se declaraba algún incendio o simplemente toda una sección se retiraba del trabajo provocando escándalo. Como no todos los días pasaban estas cosas en los mismos lugares ni a la misma hora, la tarea de control se hacia imposible.
Luego de arduas negociaciones, OSCAR SMITH logra la libertad de los 43 compañeros detenidos que tenia el sindicato de Luz y Fuerza en todo el país en los días previos al final del año 76.
En los primeros días del año 1977, se sanciona la nueva ley de Reforma de las Convenciones Colectivas de Trabajo, por medio de la cual el Ministerio de Economía, faculta a las empresas publicas a comenzar la nacionalización de sus planteles, luego de abolir cláusulas de los convenios consideradas “de privilegio”, que se referían tanto a los regimenes laborales de tareas insalubres ( que implicaban menos horas en las jornadas de trabajo y un plus salarial por lo penoso de las tareas), como a las ventajas de todo tipo conseguidas en las distintas reuniones paritarias que abarcaban desde descuentos en las tarifas publicas hasta la participación en las ganancias. Esto formaba parte del plan del programa económico que buscaba el achicamiento del Estado y la apertura de la economía.
A pesar de la distensión que se observaba en el pleito, el consejo directivo de Luz y Fuerza seguía cumpliendo las normas de clandestinidad estricta que se había auto fijado. Los principales dirigentes del sindicato dormían en distintas casas alternativas que se adjudicaban al término de cada día, y que operaban como refugios cotidianos de las persecuciones que en ese momento eran solo discretos seguimientos.
El 22 de enero de 1977, la empresa SEGBA anuncio su decisión de ampliar la jornada laboral de su personal de 32 a 42 horas semanales, además de variar el régimen de vacaciones -reduciendo los días otorgados- y eliminar la categoría de “insalubres” para algunas tareas del convenio, con lo que también se ordenaba el cese de la aplicación de una serie de medidas de seguridad del trabajo. Estas disposiciones derivadas de la ley 21.476 comenzaban a tener vigencia el 1º de Febrero.
Entonces se retoma el “trabajo a tristeza”. Cortes de luz, falta de reparación en los servicios interrumpidos, atrasos y errores en la facturación se fueron acumulando y generaron un clima de caos creciente en el sector.
Desde la secretaria de trabajo se llamo a una negociación con el Sindicato en la que los dirigentes gremiales con firmeza se negaron a aceptar cambios en el régimen laboral consagrado por el Convenio Colectivo de Trabajo que a esa altura se había transformado en una bandera innegociable. Los “privilegios laborales” a los que hacían referencia desde la cúpula militar eran el resultado de años de lucha y sacrificios y no estaban dispuestos a entregarlos sin resistencia.
El gobierno militar después de muchas idas y venidas, propone un arreglo: que el sindicato reconozca el derecho pleno del PEN a aplicar la ley 21.476 y que no quede lesionado el principio de autoridad, levantando todas las medidas de fuerza. A cambio ofrecían “hablar” sobre las modalidades especificas del convenio en las empresas de energía.
Desde la Comisión Directiva de Luz y Fuerza, se resuelve la suspensión del plan de lucha, creyendo que el acuerdo con el gobierno implicaba el reconocimiento del sindicato como una fuerza insoslayable.
El acuerdo de cinco puntos marcaba el fin del conflicto, y la creación de una comisión gremial-empresarial para analizar la aplicación de la ley 21.476 en las empresas de energía eléctrica. Parecía que por fin terminaba la pesadilla ese 9 de febrero de 1977.
Pero solo fue el principio de una peor...
En la mañana del viernes 11 de Febrero, OSCAR SMITH recorrió el camino habitual con su Dodge 1500 anaranjado desde su casa en Villa Dominico hacia Capital Federal. Al llegar al Viaducto de Sarandi por la calle Mitre, notó que dos Ford Falcon lo perseguían. A bordo de los coches, hombres jóvenes en actitud amenazante hacian mas que notorios los objetivos que perseguían.
Cuando dobla por la Av. Debenedetti, la persecución ya era explicita. Al llegar al cruce de la calle Zamudio, SMITH intenta una maniobra desesperada. Dobla a toda velocidad a la derecha intentando que los perseguidores lo perdieran. No lo logro. Uno de los Ford Falcon doblo tras el, y lo choco cincuenta metros mas delante de la esquina. El otro coche dio marcha atrás a toda velocidad, y enseguida tapono la esquina de Zamudio y Debenedetti.
Entonces se retoma el “trabajo a tristeza”. Cortes de luz, falta de reparación en los servicios interrumpidos, atrasos y errores en la facturación se fueron acumulando y generaron un clima de caos creciente en el sector.
Desde la secretaria de trabajo se llamo a una negociación con el Sindicato en la que los dirigentes gremiales con firmeza se negaron a aceptar cambios en el régimen laboral consagrado por el Convenio Colectivo de Trabajo que a esa altura se había transformado en una bandera innegociable. Los “privilegios laborales” a los que hacían referencia desde la cúpula militar eran el resultado de años de lucha y sacrificios y no estaban dispuestos a entregarlos sin resistencia.
El gobierno militar después de muchas idas y venidas, propone un arreglo: que el sindicato reconozca el derecho pleno del PEN a aplicar la ley 21.476 y que no quede lesionado el principio de autoridad, levantando todas las medidas de fuerza. A cambio ofrecían “hablar” sobre las modalidades especificas del convenio en las empresas de energía.
Desde la Comisión Directiva de Luz y Fuerza, se resuelve la suspensión del plan de lucha, creyendo que el acuerdo con el gobierno implicaba el reconocimiento del sindicato como una fuerza insoslayable.
El acuerdo de cinco puntos marcaba el fin del conflicto, y la creación de una comisión gremial-empresarial para analizar la aplicación de la ley 21.476 en las empresas de energía eléctrica. Parecía que por fin terminaba la pesadilla ese 9 de febrero de 1977.
Pero solo fue el principio de una peor...
En la mañana del viernes 11 de Febrero, OSCAR SMITH recorrió el camino habitual con su Dodge 1500 anaranjado desde su casa en Villa Dominico hacia Capital Federal. Al llegar al Viaducto de Sarandi por la calle Mitre, notó que dos Ford Falcon lo perseguían. A bordo de los coches, hombres jóvenes en actitud amenazante hacian mas que notorios los objetivos que perseguían.
Cuando dobla por la Av. Debenedetti, la persecución ya era explicita. Al llegar al cruce de la calle Zamudio, SMITH intenta una maniobra desesperada. Dobla a toda velocidad a la derecha intentando que los perseguidores lo perdieran. No lo logro. Uno de los Ford Falcon doblo tras el, y lo choco cincuenta metros mas delante de la esquina. El otro coche dio marcha atrás a toda velocidad, y enseguida tapono la esquina de Zamudio y Debenedetti.
Los gritos de SMITH sacudieron el barrio, y algunos vecinos vieron como se aferraba al volante mientras gritaba que querían secuestrarlo. Un golpe terrible termino de arrancarlo de su coche. Recorrió arrastrado de los pelos el camino hacia uno de los Falcon sin dejar de gritar insultos. AL entrar, lo tiraron contra el piso del asiento trasero.
Los secuestradores abandonaron la calle a toda velocidad, haciendo rechinar las ruedas de sus autos. Dos de ellos subieron al coche de Smith y se lo llevaron lentamente, como paseando.
A la vista de todo el mundo...
A partir de esa semana comenzaron a instrumentarse las reformas al Convenio Colectivo de Trabajo, desconociéndose el acuerdo al que se había arribado con los dirigentes gremiales, dos días antes del secuestro de Secretario General del Sindicato de Luz y Fuerza.
Al día de la fecha, 33 años después, OSCAR SMITH continua DESAPARECIDO, sin que se haya podido saber cual fue su destino.
Desde aquí, habiendo transcurrido tantos años de injusticia y entrega, resulta muy difícil transmitir la historia de aquel tiempo en que la palabra LEALTAD tenía un valor innegociable e irrenunciable.
Hoy cuando muchos se venden por dos mangos, la figura de OSCAR SMITH sigue marcando el camino de quienes prefieren morir de pie antes que vivir arrodillados.
La mirada del Gato, IMPLACABLE y ETERNA, perseguirá por siempre la conciencia de quienes hicieron de la TRAICION y ENTREGA su estilo de vida. Esa será su peor condena.
Los secuestradores abandonaron la calle a toda velocidad, haciendo rechinar las ruedas de sus autos. Dos de ellos subieron al coche de Smith y se lo llevaron lentamente, como paseando.
A la vista de todo el mundo...
A partir de esa semana comenzaron a instrumentarse las reformas al Convenio Colectivo de Trabajo, desconociéndose el acuerdo al que se había arribado con los dirigentes gremiales, dos días antes del secuestro de Secretario General del Sindicato de Luz y Fuerza.
Al día de la fecha, 33 años después, OSCAR SMITH continua DESAPARECIDO, sin que se haya podido saber cual fue su destino.
Desde aquí, habiendo transcurrido tantos años de injusticia y entrega, resulta muy difícil transmitir la historia de aquel tiempo en que la palabra LEALTAD tenía un valor innegociable e irrenunciable.
Hoy cuando muchos se venden por dos mangos, la figura de OSCAR SMITH sigue marcando el camino de quienes prefieren morir de pie antes que vivir arrodillados.
La mirada del Gato, IMPLACABLE y ETERNA, perseguirá por siempre la conciencia de quienes hicieron de la TRAICION y ENTREGA su estilo de vida. Esa será su peor condena.
MARCHA DE LUZ Y FUERZA
(para escuchar clickea en el triangulo de la izquierda)
Una antorcha y un rayo simbolizan
el emblema de nuestra Institución.
Las conquistas sociales sintetizan
el poder que tenemos en la unión.
Hoy triunfal, con amor y sacrificio
“Luz y Fuerza” con celo maternal
vela siempre por el bien de sus hijos
al amparo de la vida sindical.
“Luz y Fuerza”, compañeros
es nuestro segundo hogar,
debemos ser los primeros
en hacerlo respetar.
Otro sagrado mandato
que tenemos que cumplir
¡es que a nuestro querido Sindicato
lo debemos defender hasta morir...!
Con la luz de la antorcha como guía.
y la fuerza del rayo en nuestro afán,
derrocada será la oligarquía
y los hombres felices vivirán.
Si sabemos que unidos venceremos
no debemos temer al capital.
¡Hermanados...como nunca marchemos
y luchemos por la justicia social...!
“Luz y Fuerza”, compañeros
es nuestro segundo hogar,
debemos ser los primeros
en hacerlo respetar.
Otro sagrado mandato
que tenemos que cumplir
¡es que a nuestro querido Sindicato
lo debemos defender hasta morir...!
FUENTES CONSULTADAS:
- "OSCAR SMITH: el sindicalismo peronismo ante sus limites" (M. Baizan y S. Mercado)´
- "OSCAR SMITH: el sindicalismo peronismo ante sus limites" (M. Baizan y S. Mercado)´
Más que buen trabajo/estuvimos ahí, anónimos, clandestinos, colándonos en las centrales de Costanera y Puerto Nuevo, sorteando guardias policiales, militares, de prefectura, fichando la ficha más a mano, impulsando la huelga en los vestuarios, transmitiendo lucha, por la aparición de Oscar Smith, el primer aniversario con la misa de Avenida Belgrano, algunas madres en los primeros bancos de la iglesia, mucha gente en el patio, en la entrada ya en penumbras, tratando de reconocer y no ser "identificado", cruzando abrazos con las miradas, con héroes de la resistencia, que nadie nombra ni recuerda. No me cansaré de repetir este recuerdo de lo real, un trabajo más que bueno. El Gato estará presente siempre así. Los trabajadores podrán compartir sus dudas y sus luchas con él a travez de la memoria histórica.
ResponderEliminarbuscando la marcha del sindicato (para recordar a hora de la comida en los hoteles) encontre tu blog. mi padre (ya fallecido) estuvo en el consejo directivo hasta el golpe y siempre me hablo mu bien de smith.
ResponderEliminarsaludos
Nunca tuvo el gremio personas tan probas y capaces como Oscar Smith, Juan J. Taccone y Felix Perez, milite junto a ellos y doy fe de su integridad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo a las hijas de Oscar y de Felix.
Quienes tuvimos el orgullo de acompañar y ser acompañados por estos dirigentes siempre los tendremos presentes en nuestro pensamiento. Viva Luz y Fuerza
ResponderEliminarAguante la familia de luz y fuerza
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