Por
Los
Carnavales siempre me traen nostalgia, quizás porque tuvieron tanto que ver con
mis raíces y mi historia. Mis abuelos se conocieron en un baile de Carnaval de
los Bomberos Voluntarios de Dominico allá por el ‘30. Y mis viejos en un baile
de Carnaval en el Club del barrio en el ‘54.
Cuando
mis hermanas y yo éramos chicas, los Carnavales eran una fiesta muy esperada
durante todo el año, contábamos los días que faltaban para que llegara. Lo más
divertido era a la hora de la siesta jugar “al
agua” con los chicos y chicas del barrio. Este juego consistía en tirarnos baldazos de agua o bombitas de agua, en cualquier
momento y cualquier lugar. Y era sexista: varones contra mujeres y viceversa.
Era imposible caminar por las veredas a esa hora sin terminar empapado/a, no
importaba si ibas a comprar, o estabas vestida de fiesta, era sabido que en
esos días, a esa hora estaba permitido y no había quejas ni ruegos que valiesen
para quedar a salvo.
Alrededor
de las 18hs todos corríamos a nuestras casas a bañarnos, porque comenzaba la
hora de los disfraces. Las nenas, soñábamos con esas tardes porque era el único
momento del año en que nos permitían maquillarnos los ojos con delineador y rímel,
y los labios de rojo brillante… Y así salíamos a caminar por el barrio, cada
uno disfrazado de lo que podía. La mayoría inventaba disfraces con lo que había
en casa, aportándole muchísima imaginación (que entonces nos sobraba) un
vestido de mamá con un cinturón importante, o un poco de papel crepe y collares
de colores y aros gigantescos, se convertían en bellísimos trajes que
orgullosamente lucíamos por doquier.
- Carnavales de 1975 - |
Y
a la noche todos los vecinos concurrían a los bailes familiares en el Club del
barrio (el Deportivo del Sud, o el América del Norte). Y ahí estábamos todos, grandes
y chicos, abuelos, padres, hijos y nietos disfrutando todos juntos. Cada
familia hacia como podía, algunos llevaban comida de sus casas, y otros
compraban en el buffet del Club. Muchos brindis, mucho baile, salpicado con “espuma”, serpentina y papel picado
y aun los vecinos que durante el año peleaban, esas noches hacían tregua para
compartir los Carnavales.
Porque
eso tenían los Carnavales: unían a la gente y servían para conocer a tus vecinos,
y compartir. Todo en un clima de alegría
y comunión incomparables.
Ya
de adolescentes, lo verdaderamente importante eran los bailes. La mayoría de
las chicas solo teníamos permiso para ir a bailar por primera vez en
Carnavales. Recuerdo aquellos primeros bailes en “Regatas de Avellaneda ”, con mis compañeras del Secundario.
Semanas de preparativos, mil promesas a mis viejos para que me dejaran ir, (porque
siempre debía alguna materia para marzo), las interminables llamadas telefónicas
con mis amigas consultándonos que nos íbamos a poner, las averiguaciones
previas sobre “quien” iba a ir, sobre
todo si “él” iba a estar…Y después de
tantos preparativos, al fin la “gran
noche” del Sábado de Carnaval, hermosa música, baile, charlas, alguna que
otra tenia suerte y “él” la sacaba a
bailar, y entonces se coronaba la noche de gloria. Y a la salida, ya de
madrugada, caminar cantando y con los tacos en la mano hasta la Estación de
Avellaneda a esperar el colectivo a casa.
Mucho
de eso se perdió después de la Dictadura Militar del 76, que de un saque y a
poco de asumir, suprimió los feriados de Carnaval. Vivíamos en estado de sitio
y estaba prohibida toda manifestación popular. Tampoco había ánimo en la gente
ni alegría ni nada que festejar.
Y así poco a poco se fue perdiendo la esencia de esta fiesta tan
cercana a nuestra identidad cultural y con ella la posibilidad
de disfrutar de la vida en comunidad. Se coló en los barrios la
desconfianza, aún entre aquellos que se conocían de toda la vida. Todos
encerrados en sus casas, espiando por la ventana lo que pasaba en la calle. La
solidaridad dio paso al “en algo andaría”.
Cuantas cosas nos arrebataron entonces...
Cuantas cosas nos arrebataron entonces...
Hoy después de 35 años, celebro la recuperación
de estos feriados de Carnaval, que nos devuelven parte de nuestra identidad como Pueblo y la alegría de nuestras tradiciones. Espero y deseo que en los
barrios se revivan aquellos hermosos días en que todos nos sentíamos protagonistas
y parte de nuestro lugar en el mundo, eso que siempre recordare con nostalgia.
Lo que son las casualidades!!, termino de escribir en mi blog algo sobre el carnaval y recorriendo los blogs cumpas, me encuentro con el tuyo que toca el mismo tema, lo que no es raro ya que estamos en la fecha, pero si me llamò la atenciòn de que tanto tu entrada como la mia utilizan en su tìtulo la palabra nostalgia, sera que uno se està viniendo viejo?
ResponderEliminarme gusto tu blog, no tenìa el gusto de conocerlo.
saludos desde las tierras arenosas