sábado, 11 de junio de 2011

*Vienen por los Pañuelos (II)*



* Por ROBERTO CABALLERO
Director del Diario Tiempo Argentino


Cierto kirchnerismo entusiasta, que creía que octubre era apenas el nombre de una estación en el viaje al éxito asegurado, puede ir percatándose de que enfrente no tiene al Ejército de Salvación, sino a una formidable maquinaria de creación de opinión pública que hará lo imposible para impedirlo.

El impacto mediático del Caso Schoklender y sus múltiples derivaciones aún no se reflejan en las encuestas, pero suponer que será inocuo es de un optimismo casi infantil. Tanto Clarín como La Nación, los dos diarios que instalaron las inconsistencias patrimoniales del ex apoderado de Madres de modo cartelizado como tema excluyente de la agenda comunicativa, han dejado en evidencia a través de sus editorialistas habituales, ya sin eufemismos disimulados bajo ropaje periodístico, lo que desde esta columna se dijo hace diez días: van por los pañuelos.

Si al principio hablaban morbosamente del ex parricida que estafó a las Madres, en esta segunda etapa de su ofensiva ya sugieren que Hebe de Bonafini, que vive en una casa más humilde que las que su Fundación construye en Sueños Compartidos, formó parte de la oscura operatoria, acompañando el enfoque con fotos de la misma Hebe vestida de Brujita, disfraz al que calificaron de “diabólico”, en lo que fue un viejo festejo de cumpleaños reflejado, incluso, por la prensa de Madres, hace tres años.

Nada importa para estos diarios. Pueden mentir y manipular. El objetivo es dañar el capital simbólico de la lucha por los Derechos Humanos que encarnan los pañuelos, porque son esos mismos pañuelos los que sostuvieron con su pelea inclaudicable de décadas las políticas de Memoria, Verdad y Justicia que finalmente sentaron en el banquillo de los acusados a Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre, sus propietarios y accionistas, por el ADN de Felipe y Marcela y el despojo accionario de Papel Prensa en complicidad con la dictadura genocida, de la que estos dos diarios fueron oficialistas y beneficiarios concretos.

Si la justicia de la democracia fuera menos lenta cuando se trata de investigar a los verdaderos poderosos de la Argentina, es posible que su suerte fuera la misma que la de José Alfredo Martínez de Hoz, hoy con prisión domiciliaria. Pero no: están en libertad e influyen, a través de sus más de 200 licencias telecomunicacionales y sus diarios, sobre el discurso público, premiando o castigando con sus titulares a los diversos actores políticos, judiciales y sociales. Cada vez que echan una palada más de tierra a los organismos de Derechos Humanos, ellos se garantizan impunidad.

Se puede coincidir con Jorge Lanata en que el daño que Sergio Schoklender le hizo a Hebe es enorme. Pero la intencionalidad última de tanto despliegue mediático también debe ser comentada para respetar el derecho a la información de toda la sociedad. Carlos Pagni, que oficia de Joaquín Morales Solá cuando La Nación pretende ser más filosa, en una crónica de opinión publicada el jueves 9 de junio, puso en palabras el objetivo de sus patrones: “Los desaguisados que rodean a Hebe de Bonafini y su asociación no podrían mortificar más a Cristina. Por un lado, salpican con sospechas de corrupción la política de Derechos Humanos, bajo cuya advocación el gobierno ha justificado sus mayores cruzadas, desde la guerra contra el campo hasta el conflicto con Clarín y La Nación. Era una bandera que no debía mancharse. Por otro lado, la controversia sobre Bonafini cae como un rayo en el que, desde la muerte de Néstor Kirchner, constituye el núcleo político emocional más íntimo de la presidenta. Convertida en viuda, ella se rodeó más que antes de madres e hijos de de-saparecidos”.

Algunas aclaraciones: la “guerra contra el campo” no fue otra cosa que la tensión entre el Estado democrático y un sector de la economía rural que quería defender su renta extraordinaria. En la guerra se mata gente: acá sólo se discutió por plata.

Es interesante la reescritura histórica de Pagni, su voltereta dramática, pero infiel a los hechos. Lo del “conflicto con Clarín y La Nación”, en realidad, es otra cosa: son dos diarios oligopólicos queriendo desconocer la legalidad democrática, que los cuestiona por sus posiciones dominantes en el mercado y su alianza con la dictadura. Todo esto tiene trámite judicial y, más que “un conflicto”, se trata de un asunto de apego a la ley, que debería ser igual para todos.

Pero en esos párrafos, Pagni revela la estrategia de sus patrones, que es herir la política oficial de Memoria, Verdad y Justicia, porque si esta se profundiza en los actores civiles del genocidio, deberán dar algo más que explicaciones. Y, por elevación, golpear también la figura de Cristina Kirchner, que encarna la autoridad estatal legítima, con 7 millones de votos a cuestas, para llevarla adelante. La apelación a lo “emocional” es clave: los patrones de Pagni buscan quebrar esa voluntad y todavía esperan, ansiosos, que Cristina decida abandonar la pelea electoral, afligida por este escándalo y los que se preparan para las semanas siguientes, entre ellos, una remake de los ataques a la gestión estatal de Aerolíneas Argentinas, en manos de Mariano Recalde, hombre de La Cámpora.

En realidad no se sabe cuál es el impacto real que tiene todo esto que sucede sobre la decisión presidencial. Sin embargo, sería de necios ignorar los efectos negativos que produce en una porción del kirchnerismo nada desdeñable. Por caso, las declaraciones de Estela de Carlotto a la Radio La Red, de Francisco de Narváez, amplificadas luego por Clarín, son un síntoma del desconcierto que viven los organismos de Derechos Humanos que apoyan las políticas oficiales. En su intento por marcar diferencias con Hebe, Carlotto llegó a la tapa del mismo diario que le niega en tribunales conocer la verdadera identidad de Felipe y Marcela Noble Herrera, presuntos hijos de desaparecidos. Es perverso. También Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y, antes, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, fueron sorprendidos en su buena fe por los operadores periodísticos del grupo de Magnetto, y salieron a desmentir lo que se les atribuyó, cuando ya había sido usado para el fin que Pagni reveló: manchar los pañuelos.

Las diferencias entre los organismos vienen de lejos y son, en algunos casos, irreconciliables. Al tanto de esas internas, que exceden el análisis de esta columna, hay una campaña orientada a exacerbarlas. La división momentánea de aquello que el kirchnerismo unió en la última década es una victoria táctica con final incierto de la derecha nacional y sus expresiones políticas y mediáticas. Los elogios de Eduardo Duhalde y Morales Solá a las Madres Línea Fundadora en contraste con Hebe y sus Madres, son un intento torpe pero eficaz por atizar las viejas rencillas. Y eficaz, porque entre las grietas de todas esas heridas sin sutura cuela por estas horas la mayor ofensiva de los últimos años contra los juicios por el genocidio. Ya no es Schoklender y su inexplicable vida de Ricky Fort, son los pañuelos en general y Cristina Kirchner como presa última, la presidenta que junto a su marido cometió la herejía de convertir los reclamos de estos mismos organismos en políticas de Estado.

Graciela Olga de Loof, oyente de Radio Nacional, alarmada y triste por las posibles secuelas de este escándalo, recordó un viejo proverbio africano: “Rebaño que se mantiene unido obliga al león a acostarse con hambre.”

Es una paradoja siniestra de la historia que los grupos mediáticos que silenciaron la desaparición de toda una generación de argentinos quieran escribirle hoy el guión a los organismos que surgieron, precisamente, para denunciar sus atrocidades.

Será cuestión, entonces, de ponerse a pensar cómo y de qué manera se evita acabar en la barriga de Héctor Magnetto. Antes de que sea demasiado tarde.


martes, 7 de junio de 2011

*7 de Junio - DIA del PERIODISTA*


.: Trabajadores de prensa o portavoces del poder :.

por ALBERTO DEARRIBA (Periodista)
La nueva celebración del Día del Periodista llega en medio de un fuego cruzado inédito: periodistas militantes versus independientes; periodistas oficialistas versus opositores. Dos visiones de la sociedad chocan en las páginas de los diarios, en los programas de radio y en la TV.
 
Poco queda de aquel protocolo hipócrita que establecía que el periodista debía observar lo que ocurría desde una ventana, sin inmiscuirse. Las evidentes patrañas desmitificaron el supuesto sacerdocio y todos quedamos en calzoncillos. Felizmente, buena parte de los argentinos ya sabe que ni los medios, ni los periodistas, somos neutrales ni objetivos.

Paradójicamente, los que se rasgan las vestiduras en favor del periodismo independiente, sin reconocer siquiera su condición de asalariados, son los que han quedado más impúdicamente al desnudo. Aceptaron alegremente ser las plumas o las voces del establishment a cambio de jugosos ingresos, y defienden en general los intereses de las empresas en las que trabajan.

Quienes abrazaron en cambio el periodismo con la intención de contribuir a una transformación social, siempre reconocieron su parcialidad y anteponen su defensa de la democracia y de los más desprotegidos a una dudosa objetividad. Admiten la existencia de los límites que les imponen las empresas, pero intentarán transgredirlos cada vez que puedan. No se plantean actos heroicos o grandilocuentes que atenten contras sus empleos, pero tejen calladas conspiraciones para imaginar el modo de decir elegantemente lo que al patrón no le gusta.

Salvo que tengan la fortuna de poder coincidir a grandes rasgos con la línea editorial del medio en el cual se ganan la vida, los periodistas sufren limitaciones en todas las empresas en las cuales trabajan a lo largo de su vida profesional. Un simple aspirante a reportero sabe que la cacareada libertad de prensa es en verdad la libertad de la empresa y no la del periodista. Lo primero que aprende al ingresar a un medio es cuáles son los límites y quiénes los intocables de la empresa.

Sin embargo, hasta en las cárceles hay espacio para resguardar la dignidad. Los periodistas no siempre podemos decir lo que queremos, pero no pueden obligarnos a decir lo que no queremos. Somos asalariados y esa condición nos une al destino de la clase trabajadora; pero no fabricamos chorizos, sino que trasmitimos noticias u opiniones, lo cual implica menear ideología.

Eso nos convierte en trabajadores muy especiales, porque el poder necesita servirse de nuestro oficio. Y en eso reside nuestro pequeño poder negociador.

Buena parte de la sociedad confunde al periodista con el medio y le adjudica un poder que no tiene. Si coincide con los principios básicos del medio en el cual trabaja, el periodista tendrá la fortuna de expresar sus ideas, lo cual es un privilegio frente al resto de los asalariados. Pero en las sociedades burguesas, los trabajadores de prensa no tienen prensa.

Los periodistas no deciden libremente la edición, ni el recorte de la realidad. Están obligados a trasmitir las declaraciones del elenco estable del poder real. Pero nadie los obliga a calificar esos hechos como buenos y deseables. Los que trabajan en los medios que expresan los poderes más concentrados tienen pocas grietas para filtrar ideas transformadoras. Y sus colegas no deberían condenarlos por ello.

Pero resulta realmente doloroso leer notas editoriales o escuchar opiniones vertidas en radio y TV, de viejos compañeros que defienden con entusiasmo los intereses de sus patrones.

Tanto en el periodismo “militante” como en el “independiente” hay mujeres y hombres intelectualmente honestos que reivindican realmente lo que piensan cuando pueden. Pero hay demasiados chupamedias que van más allá de lo que piden sus patrones.

No están defendiendo un salario, ni la diaria pitanza de sus hijos. Dejaron de ser trabajadores de prensa para pasar a la condición de escribas o charlatanes del poder.


FUENTE:
http://tiempo.elargentino.com/

lunes, 6 de junio de 2011

* Jornadas Semana del PERIODISTA en la UNDAV *


La Universidad Nacional de Avellaneda conmemorará la semana del periodista, cuyo día se celebra el 7 de Junio, con la realización de paneles de debate integrados por reconocidos profesionales del periodismo y los medios de comunicación social.

Las charlas se llevarán a cabo el miércoles 8 y el jueves 9 de junio a las 18:30 y a las 10:30 horas, respectivamente, en la sede de la Universidad, sita en España y Colón, Avellaneda.
La jornada del 8 de junio contará con la participación de Cynthia Ottaviano, jefa de investigaciones del diario Tiempo Argentino y conductora del programa Tinta Roja por Radio Nacional; Oscar Martínez, periodista de la señal de cable TyC Sports y del programa deportivo Fútbol para Todos; y Dante Lopez Foresi, periodista del periódico El Vigía, de Avellaneda. El panel del día jueves estará integrado por Javier Romero, quien es periodista de Duro de Domar, programa de televisión que se emite por Canal 9, director de El Diario de Morón y editor del diario Tiempo Argentino; Mauro Federico, periodista de Duro de Domar, editor de la revista El Guardián y conductor del programa “Madrugadores” en Radio Belgrano; Ignacio González Prieto, periodista de la señal de cable Todo Noticias, y de Telenoche, noticiero que se emite diariamente por Canal 13; y Mario Portugal, periodista de Radio del Plata.

Cabe destacar que el Día del Periodista fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas fundado por Mariano Moreno en la misma fecha de 1810 con el nombre de Gazeta de Buenos Ayres. La creación del mismo fue decretada por la Primera Junta creada luego de la Revolución de Mayo con el objeto de difundir y dar aviso al público acerca de los actos oficiales y las noticias exteriores y locales. Entre sus redactores se destacaron el mismo Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.

Con motivo de esta conmemoración la UNDAV reafirma una vez más su compromiso y dedicación en la formación de los futuros profesionales de medios gráficos, audiovisuales y digitales proponiéndose como objetivo el dominio por parte de éstos de los aspectos expresivos, tecnológicos y de gestión y administración propios de los medios de comunicación, organismos e instituciones, así como las técnicas para generar campañas de difusión y educación.

Mas Informacion: periodismo@undav.edu.ar

FUENTE:
http://www.avellanedanoticias.com.ar
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