domingo, 20 de diciembre de 2009

*MEMORIA - 20 de Diciembre 2001*

A OCHO AÑOS

Hay que RECORDAR
para no permitir que otra vez
quieran instalar la vieja receta neoliberal
que hundio a la Argentina


*Parieron al modelo en 1989 y lo entierran en 2001*(Por Luis Bruschtein )

En 1989 había una alternativa política, que aprovechó para instalar el modelo neoliberal. En 2001 no se visualiza un referente, pero estos saqueos entierran lo que empezaron Menem y Cavallo.

En 1989, el proceso económico que desató la hiperinflación y los saqueos derivó en la instalación del actual modelo con Carlos Menem en la Presidencia y Domingo Cavallo en el Ministerio de Economía. Con ese antecedente, causa escalofríos pensar en cuál podría ser la consecuencia política de estos saqueos de 2001 y el colapso del modelo si la historia se repitiera.
La hiperinflación que provocó los saqueos de 1989 fue usada como herramienta de disciplinamiento social, como advertencia de lo que podía pasar si el Estado intervenía para regular los mercados y racionalizar las privatizaciones. La hiperinflación había castigado a los más pobres y se la usó para seguir castigándolos con el modelo que provocó estos saqueos de 2001.
Cuando comenzaron los saqueos en mayo de 1989 en supermercados del Gran Rosario, igual que en esta oportunidad, la gente reaccionó con histeria y pánico. Esta vez, la sensación más extendida ha sido la de tristeza y frustración. En 1989, hacía sólo cinco años que se había recuperado la democracia. El recuerdo todavía fresco de la dictadura militar y los levantamientos “carapintada” recientes hacían pensar que una protesta social de ese tipo solamente podía realizarse con activistas y una organización “subversiva” y que cualquier tipo de protesta sería castigada cruelmente por las Fuerzas Armadas. La transgresión en los ‘80 producía pánico visceral.
Esta vez, más que pánico o histeria, hubo gente llorando frente a los televisores que mostraban las escenas de los saqueos, las colas de los jubilados, las marchas de protesta y la represión, hubo indignación contra el gobierno, los políticos y los banqueros, hubo hastío, cansancio por vivir en un país castigado y castigador.
En 1989, cuando se produjeron los saqueos, Menem ya había ganado las elecciones con promesas de salariazo y revolución productiva. La gran mayoría tenía la esperanza de que las cosas podían cambiar con el nuevo presidente que llegaba con el bagaje popular del peronismo. En 2001, Menem es un esperpento del pasado, que privatizó, desempleó, endeudó y destruyó, el responsable histórico de lo que sucede ahora.
Defraudada por el radicalismo y el justicialismo, esta vez la gente no visualiza un referente político claro de alternativa como en 1989. El futuro es incertidumbre.Las dos veces los saqueos se produjeron bajo un gobierno radical y, aunque los motivos fueron esencialmente distintos, es probable que el radicalismo no pueda regresar al gobierno por muchos años.
En 1989 fueron saqueados alrededor de cien supermercados y comercios en todo el país. Por las informaciones todavía dispersas, es posible pensar que esta vez la cifra será mucho más alta y que participó más gente. Doce años atrás, no se produjeron saqueos en la Capital Federal. A lo sumo hubo rumores de que se acercaban saqueadores por las avenidas y todos los comercios bajaban las persianas. Ayer no hubo rumores, sino varios actos de saqueos y represión en la Capital, incluso cerca de la zona céntrica, en Once y Constitución. En 1989, el saldo fue de catorce muertos, ochenta heridos y más de 600 detenidos, a diferencia de los seis muertos que se produjeron hasta ahora y una cantidad todavía incierta de heridos y detenidos.
Sin embargo, en 1989, los saqueos fueron utilizados para enterrar el paradigma del Estado de bienestar de los viejos peronistas y radicales e imponer el del mercado neoliberal de Menem, Cavallo y Fernando de la Rúa. Ahora, los saqueos terminan de romper la hegemonía del discurso neoliberal y, aunque no existe un nuevo paradigma, abren perspectivas económico sociales más relacionadas con el trabajo y la producción.
Hay otra diferencia: cuando los saqueos de 1989 pasaron, la mayoría pensó que habían sido un exabrupto de la historia. Hoy ya nadie podrá evitar la inquietud de que vuelvan a producirse en el futuro. Y no sería malo, si almismo tiempo se asumiera que se van a dar cada vez que se profundice la brecha entre ricos y pobres.

FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/2001/01-12/01-12-20/pag14.htm

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