domingo, 3 de enero de 2010

*REPRESION PUEBLOS ORIGINARIOS EN VILLA LA ANGOSTURA*

"...Me invade una gran tristeza y un indescriptible disgusto cuando me llega la noticia de pocos días antes de Navidad, los argentinos –cristianos y occidentales– continuaron una vez más con la agresión de los pueblos originarios en las tierras donde viven desde hace siglos.
Esto ocurrió el 21 de diciembre en La Angostura, cuando un grupo de integrantes de la comunidad Paichil Antreao fue agredido por el terrateniente estadounidense William Henry Fischer, quien iba acompañado por policías de Villa La Angostura y grupos especiales de represión. Tres de los mapuches fueron brutalmente golpeados, baleados, detenidos e incomunicados. Y denunciaron que les “plantaron” armas, para poder así procesarlos.

Sí, la misma policía neuquina que fue autora de la muerte del maestro Fuentealba. Todo esto vino después de la destrucción de las viviendas de la comunidad. Es impresionante ver –se dieron en Europa– los videos de cómo la policía, con sierras y martillos, destruye las casas de madera de los pueblos originarios. En vez de atender a esas familias, se las persigue de la peor manera. Uno se pregunta: ¿qué gobernantes son esos que permiten o mandan a ejecutar tales atentados contra la dignidad de los pueblos? Esto tiene que pasar a ser un tema nacional.

No puede ser que, en el caso que relatamos, se permita a un acaudalado empresario norteamericano “limpiar” –como dicen ellos– las tierras donde habitan desde hace miles de años los pueblos originarios de estas latitudes.
Para qué tenemos jueces, diputados, senadores y gobernadores sino para defender la vida y la dignidad de sus habitantes y no los intereses de los que tienen el bolsillo gordo y compran todo, hasta la última dignidad de los pueblos.
Se nota también que en la Argentina nos domina el código de la “seguridad y el bienestar” y no la defensa de la vida y la naturaleza.


Antes que seguridad y bienestar, Dignidad y Etica.
* OSVALDO BAYER*


FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-137926-2010-01-02.html






La represión al pueblo mapuche mostró la verdadera cara del régimen neuquino
Desde la guerra de conquista y colonización conocida como “campaña al desierto” y la persecución de “la fronteriza”, no hay en nuestra memoria reciente otro hecho de violencia abierta del Estado en armas contra el pueblo mapuche en puelmapu como el criminal ataque a la comunidad Currumil-Quillén perpetrado esta semana por parte del grupo especial de la policía del Neuquén.
Nuestro abrazo a los peñi y lammgen que defendieron y defienden el territorio ancestral en esa porción de la cordillera, en Quillén. Nuestra tristeza e indignación al comprobar, una vez más, la violación sistemática de los derechos de los pueblos originarios y la subordinación de las instituciones del Estado al servicio del “capital de inversión”.

Desde hace un tiempo de Neuquén estaban llegando varios mensajes del poder “alarmado” por el avance del pueblo mapuche, los que hoy tenemos que analizarlos con el conjunto de la sociedad.
Así, la represión a la comunidad Currumil-Quillén podemos vincularla directamente con un puñado de hechos:

- el anuncio público que hizo la Sociedad Rural de Neuquén en noviembre del año pasado de que sus miembros propietarios “defenderían con las armas la propiedad privada”, inagurando la virtual creación de un cuerpo parapolicial rural;

- la contratación y actuación de grupos armados de ex policías en intentos de desalojos en Villa La Angostura, sur de Neuquén;

- la advertencia sediciosa que lanzó Sociedad Rural de Neuquén ante la vicegobernadora Pechén en la Exposición ganadera de Junín de los Andes en enero de este año por los cortes de ruta y la supuesta “invasión” mapuche a los campos;

- el reciente cuestionamiento público del gobernador Jorge Sapag a la continuidad del proyecto de la Corporación Interestadual Pulmarí (CIP) que co-administra territorio de varias comunidades mapuche.

- la campaña abierta del diario La Nación de Buenos Aires que, a través de sus ediciones del domingo y lunes pasados, anticipó los argumentos del poder para la represión ejecutada en Quillén y que sigue latente contra la comunidad Paichil-Antriao en Villa La Angostura.

Así como para la memoria del pueblo con el gobernador Sobisch la policía mató al maestro Carlos Fuentealba, con el gobernador Sapag baleó y gaseó a los peñi y lamnguen de la comunidad Currumil-Quillén.

Los gobiernos aprueban leyes, constituciones, tratados internacionales que reconocen lo que es inocultable ante el mundo: somos un pueblo milenario prisionero en nuestro propio territorio por parte de dos Estados (Chile y Argentina) que recién están por “festejar” doscientos años de existencia.
Lo que están sufriendo nuestros peñi y lamngen lo vivieron nuestros mayores hace poco más de cien años, cuando se buscó nuestro exterminio para el avance del capital que -como en la actualidad- venía en nombre del progreso.

Es justamente ese dolor y esa sangre derramada por defender nuestro legítimo derecho a existir en el territorio -al que pertenecemos- es lo que nos lleva a levantarnos con fuerza y asegurar que con las armas es imposible detener a un pueblo que ha determinado seguir siendo lo que sistema alguno nos puede negar: seguir siendo Pueblo Mapuche, en la vida, en el tiempo.

Marici weu!!! marici weu !!! marici weu !!!CAI




FUENTE: http://www.adnrionegro.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=21107&Itemid=44

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