Miércoles, 30 de marzo de 2011
PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE INAUGURACIÓN DE LA NUEVA SEDE Y DEL PRIMER CICLO LECTIVO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE AVELLANEDA, EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES.
Gracias, muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor Intendente de Avellaneda; señor Rector de la universidad; queridos compañeros de la universidad; compañeras de la universidad: la verdad que recién comentaba por lo bajo con Daniel, 150 viviendas en Laprida, una nueva escuela hecha íntegramente en Berazategui, que estamos inaugurando también en este acto con las cooperativas "Argentina Trabaja", que además - esa parte yo no la sabía - también otras cooperativas habían hecho los fierros de la obra; otra hizo los ladrillos; otras construyeron la escuela; aquí en la Universidad de Avellaneda también.
Uno puede pensar e identificarse con quién le parezca porque para eso estamos en democracia y con mucha libertad, pero sinceramente en un ejercicio de honestidad profunda de todos y cada uno de nosotros - de los que estamos aquí y de los que no están aquí - yo sinceramente no recuerdo ningún Gobierno, ninguno que haya inaugurado la cantidad de universidades, de colegios, de viviendas, abierto fábricas. Vengo la semana pasada, el jueves, de inaugurar la nueva sede de la Universidad Nacional Tecnológica, en Río Gallegos; el lunes estuve en Salta inaugurando la fábrica de cerámicos más grande, en Salta, una fábrica.
¿Cuándo? Si solamente había pobreza, miseria en el NEA y en el NOA argentino. ¿Cuándo? También rutas, autovías, obras de infraestructura eléctrica, generación eléctrica para poder abrir más fábricas, para poder generar más trabajo y la verdad que me siento muy orgullosa de ser parte de este proyecto político.
Porque también quiero decirlo con todas las letras, no es un Gobierno, es un proyecto político de país, de Nación, un modelo de sociedad, es una visión de la Argentina, es en el fondo una visión acerca de cuál es el rol que tenemos que cumplir desde la política y para qué sirve la política. Toda la vida lo discutí desde muy joven, pero muy especialmente desde la etapa que sobrevino de lo que fue el período más trágico y más negro de nuestra historia. Todo lo que se llevó ese período, se llevó ilusiones, sueños, esperanzas, sueños colectivos, se llevó la esperanza. Y yo digo la fuerza que tenía esa Argentina en la que sus trabajadores llegaron a participar casi del 50 por ciento del PBI. Como recién decía, y recordaba cuando inauguramos otra universidad hace poco: la de Ciencias Económicas, en la UBA, donde vos podías ir a la universidad si querías, no por el lugar en el que habías nacido y si tenías recursos o no.
Y yo creo que estamos reconstruyendo esa Argentina que parió a esta generación, que fue la mía, y que fue la generación que con aciertos y equivocaciones creyó en un proyecto colectivo y lo que es más importante, no le importaba nada lo que le iban a dar cuando ingresaba a la política, lo importante era lo que ella daba a la sociedad y a su país.
Por eso digo para los que quieren ocultar o distorsionar, con sus aciertos y con sus errores, pero ojo que por los errores pusieron su propio cuerpo, no como otros que tuvieron que poner el cuerpo por los errores o por los horrores de los políticos que mal vendieron y vendieron el país generando políticas de hambre y de miseria. No sé si por incapacidad o por miedo porque además había mucho miedo en muchos de los dirigentes políticos.
Porque yo me pongo a pensar y me acuerdo cuando era legisladora, cuando me tocó ser diputada nacional y senadora, los discursos que decían que esto no se puede hacer porque si no el Fondo, porque se cae, porque vienen. Porque podía ser fácil explicar y decir que eras solamente por complicidad, no es que habían metido en la cabeza de los argentinos que era imposible hacer algo diferente a lo que te decían que había que hacer de afuera, te habían colonizado mentalmente, que es lo peor que le puede pasar a un pueblo y a una sociedad.
Por eso yo creo que esto que estamos haciendo: creando estás universidades que llegan a lugares donde, tal vez, si no estuviera esta universidad o la Jauretche, de Florencio Varela, o la de Moreno, o la de tantas otras, tal vez esos chicos que hoy están acá no podrían haber llegado a la universidad.
Y me acuerdo también de él, que sus padres pudieron con mucho sacrificio mandarlo, desde el Sur, desde la Patagonia, a la Universidad Nacional de La Plata a estudiar. Pero cuántos otros habrán quedado en el camino que porque sus padres no podían y tenían capacidades. Porque acá lo importante no es que todos vayan a la universidad, lo importante es que cada uno pueda hacer su elección personal de vida, de igualdad de oportunidades, que eso es lo que tenemos que seguir trabajando por una Argentina que siga generando igualdad de oportunidades.
Estaba leyendo los datos, releyendo los datos de las universidades y por ejemplo, la Jauretche, el 5 por ciento de los chicos que va a la Jauretche sus padres tienen instrucción universitaria. Aquí el 17 por ciento de los chicos, que vienen a esta universidad, sus padres tienen instrucción universitaria. Pero de los chicos que van a la Jauretche el 40 por ciento viven en casas, donde todavía hay calles de tierras. Miren todavía lo que nos falta a los argentinos hacer y construir. Hemos hecho mucho, hemos hecho muchísimo; el Intendente recién recordaba y Julio Pereira que nadie mejor que los hombres y mujeres que tuvieron responsabilidades o que aún tienen responsabilidades institucionales en el conurbano pueden entender lo qué significa este modelo que vino a reindustrializar, a abrir fábricas, a abrir universidades, más de 1.100 colegios.
Se acordaba, recién, el Intendente de Berazategui, cuando a dos cuadras del mismo lugar en el que ahora están inaugurando un colegio, hecho por cooperativistas, cuando estaba la Argentina del trueque - y como él decía - la Argentina cambiaba una carretilla o un martillo por comida. Esto no pasó en Uganda, esto pasó aquí, en la República Argentina, a escasos kilómetros del Obelisco, y no pasó hace dos siglos, pasó hace apenas diez años.
Yo digo siempre que la memoria, toda la memoria porque no tenemos que tener memoria selectiva, tenemos que poseer una memoria que contemple todo: lo que hicimos bien, lo que hicimos más o menos bien, en lo que nos equivocamos, pero aún con todas las equivocaciones que podamos haber tenido, con los errores porque somos humanos y podemos equivocarnos, siego sosteniendo que este es el proyecto de transformación política, social y económica más importante de nuestros 200 años de historia. Porque además por esas cosas raras de la historia a nuestro movimiento político, con el cual me siento identificada, pero con el cual también sé que no es suficiente porque tenemos que convocar y convencer también a otros argentinos. Porque eso es lo que se hizo también en aquel 45: convencer a los argentinos e incorporarlos a ese proyecto político, sin pedir carta de identidad, ni carné de afiliación. Esta es la Argentina diferente que tenemos que construir entre todos.
Siempre digo, estas cosas raras de la historia, este movimiento político que llega cuando el mundo había cambiado drásticamente, en el 45, después de la Segunda Guerra Mundial y este movimiento que también viene en un momento muy particular de la historia de nuestro país y que luego esa historia parece repetirse casi exactamente con lo que pasó en el derrumbe mundial, del año 2008, y donde pusimos a prueba el modelo y vimos que entonces no era ni viento de cola, ni era suerte, ni era casualidad, eran fundamentos y cimientos sólidos porque se basaban en la producción y en el trabajo. Y ahora tenemos que seguir trabajando y dar el salto cualitativo.
Recuerdo a él cuando realmente llegó y siempre decía "estamos en el infierno y estamos saliendo de a poco del infierno". Y ahora nos toca la segunda etapa, la etapa más fina, la etapa de elaboración, la etapa de proyecto, de desarrollo, de ver en dónde estamos fallando y dónde tenemos que corregir y por qué tenemos que hacer tal o cual cosa y discutir y debatir.
Yo digo que la universidad, es uno de los ámbitos donde debemos propiciar ese debate y esa discusión, que no debe constituirse en una discusión únicamente entre académicos; hay que hacer entrar al pueblo y a la calle a la universidad para discutir las cosas cotidianas de los argentinos y encontrarles soluciones desde lo académico que para eso nos pagan la educación gratuita universitaria; se la debemos al pueblo y tenemos que tener ese compromiso de devolverle al pueblo lo que el pueblo nos da.
Por eso, a todos ustedes, estudiantes universitarios, a los que hoy están aquí o están en otros ámbitos, les digo que yo siempre me sentí como egresada de la universidad pública y gratuita, gratuidad universitaria que también creó el peronismo en 1949, digámoslo con todas las letras.
Es curioso, siempre digo cómo todo el aparato cultural, la "intelligentsia", como le decía don Arturo Jauretche, se ocupó de ocultar meticulosamente algunos datos. Nos fue muy importante la reforma del '18, porque fue la que creó la libertad de cátedra y la autonomía, de modo tal que nadie se viera obligado a pensar o a dictar cátedra de una manera. Era consagrar, precisamente, la libertad de pensamiento. Pero ojo, que con la libertad, si no tenés los recursos para ejercer esa libertad, tampoco estás viviendo una sociedad completamente democrática. Y por eso hablo de la gratuidad de la enseñanza universitaria en 1949, un hecho que muchos argentinos no conocían, fue ocultado.
Yo creo que el deber de todos nosotros -yo en este caso como egresada universitaria, ustedes como ingresantes o estudiantes universitarios- es, precisamente, tener ese compromiso. Porque nos están dando los recursos para ser y tener pensamiento crítico y para generar propuestas y modelos de soluciones para los problemas de todos los argentinos y ese compromiso de la universidad con el pueblo, debe ser indisoluble.
Yo apuesto mucho a esas nueve universidades que hemos creado desde el año 2003 a la fecha.
Ustedes tienen una inmensa ventaja por sobre nosotros cuando ingresamos a la universidad. Cuando yo ingresé a la universidad no había democracia en el país, ningún argentino, ni los que estudiaban ni los que no estudiaban, podían elegir a quiénes los gobernaran o el gobierno que querían tener; ustedes tienen la maravillosa ventaja de vivir en una sociedad democrática y con una libertad como jamás se dio y esto es una construcción colectiva de todos los argentinos.
La democracia se construye todos los días, se construye con la Ley de Medios, se construye abriendo universidades, abriendo colegios; se construye también con la Asignación Universal por Hijo, independizando la política de baja estofa, como la llamo yo, que en realidad no es política de las necesidades del pueblo; se construye todos los días la democracia y yo siento que cada día que pasa, en cada vivienda, en cada familia que logra tener su techo, en cada argentino que ha logrado tener trabajo, en cada chico de nuestras escuelas públicas secundarias que recibe una netbook, en cada madre que hoy tiene la Asignación Universal por Hijo y tiene asegurada su escuela, su certificado de salud y también -vamos a decirlo con todas las letras- que no las exploten por cuatro monedas, porque también la Asignación Universal sirve para que se acabe en cierta medida la explotación a que eran sometidas muchas por no tener trabajo y trabajar por dos monedas dejando sus hijos todo el día solos. Esto también es construcción de democracia, en cada beca, en cada científico que ha retornado al país, en cada camino, en cada jubilado que hoy puede cobrar su jubilación que ha venido siendo aumentada como nunca les habían aumentado a los jubilados en toda su historia; en cada fábrica.
Yo siento que ahí estamos construyendo democracia todos los días porque es ahí donde la gente valora a las instituciones, es donde la gente valora a la política como instrumento transformador de la vida de las sociedades.
De este rescate que hemos hecho me siento tan orgullosa como se sentía orgulloso él, cuando afirmaba una y mil veces que no había dejado sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno. Yo les digo que esas convicciones le costaron la vida también, pero que él la dio orgulloso, él quería ver este país, él quería ver a los jóvenes estudiando, trabajando, generando oportunidades de vida y eso es lo que estamos haciendo hoy haciendo flamear esas banderas. Me gusta ver las banderas flameando, me gusta ver como cantan el himno; pónganse a pensar, ¿cuándo nuestra juventud cantó el himno con la pasión que hoy lo canta, con el amor con el que hacen flamear las banderas?
Yo creo que eso también es hacer patria y democracia; ningún pueblo, ninguna sociedad puede progresar si no se siente orgulloso de pertenecer al país en el que ha nacido.
¿Saben qué es lo que más me gusta de estos actos que hemos empezado a construir desde hace tiempo? Ha vuelto una cosa -no sé si ustedes se darán cuenta- que yo no escuchaba desde principios de la democracia, han vuelto las consignas. ¿Eso saben qué significa? Que la gente que viene acá, viene porque quiere y viene organizada para venir y sabe por qué viene.
Para finalizar, yo quiero decir esto porque a mí que me tocó vivir otras épocas, de consignas donde cientos de miles marchaban o ver algunos actos en donde la gente por allí estaba presente queriendo apoyar pero sin saber cómo expresar lo que sentía porque no estaba organizada. Ustedes no se dan cuenta del salto cualitativo que hemos dado en la política donde hemos vuelto, precisamente, a saber por qué cada uno está en un lado y por qué quiere seguir en ese lado y traer a otro más para que siga participando.
Y de esto, chicos, son ustedes los custodios, esas banderas no se las entreguen a nadie porque son suyas. Ustedes las han construido, ustedes las pintan, ustedes las viven y las sienten, no se las entreguen a nadie, manténganlas más altas que nunca flameando y vamos por más porque estamos seguros de que no vamos a permitir un solo paso para atrás; nunca menos de lo que hemos logrado en estos años en los que el trabajo, la esperanza y la fe han vuelto a los argentinos.
Muchas gracias, los quiero mucho.
Gracias, muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor Intendente de Avellaneda; señor Rector de la universidad; queridos compañeros de la universidad; compañeras de la universidad: la verdad que recién comentaba por lo bajo con Daniel, 150 viviendas en Laprida, una nueva escuela hecha íntegramente en Berazategui, que estamos inaugurando también en este acto con las cooperativas "Argentina Trabaja", que además - esa parte yo no la sabía - también otras cooperativas habían hecho los fierros de la obra; otra hizo los ladrillos; otras construyeron la escuela; aquí en la Universidad de Avellaneda también.
Uno puede pensar e identificarse con quién le parezca porque para eso estamos en democracia y con mucha libertad, pero sinceramente en un ejercicio de honestidad profunda de todos y cada uno de nosotros - de los que estamos aquí y de los que no están aquí - yo sinceramente no recuerdo ningún Gobierno, ninguno que haya inaugurado la cantidad de universidades, de colegios, de viviendas, abierto fábricas. Vengo la semana pasada, el jueves, de inaugurar la nueva sede de la Universidad Nacional Tecnológica, en Río Gallegos; el lunes estuve en Salta inaugurando la fábrica de cerámicos más grande, en Salta, una fábrica.
¿Cuándo? Si solamente había pobreza, miseria en el NEA y en el NOA argentino. ¿Cuándo? También rutas, autovías, obras de infraestructura eléctrica, generación eléctrica para poder abrir más fábricas, para poder generar más trabajo y la verdad que me siento muy orgullosa de ser parte de este proyecto político.
Porque también quiero decirlo con todas las letras, no es un Gobierno, es un proyecto político de país, de Nación, un modelo de sociedad, es una visión de la Argentina, es en el fondo una visión acerca de cuál es el rol que tenemos que cumplir desde la política y para qué sirve la política. Toda la vida lo discutí desde muy joven, pero muy especialmente desde la etapa que sobrevino de lo que fue el período más trágico y más negro de nuestra historia. Todo lo que se llevó ese período, se llevó ilusiones, sueños, esperanzas, sueños colectivos, se llevó la esperanza. Y yo digo la fuerza que tenía esa Argentina en la que sus trabajadores llegaron a participar casi del 50 por ciento del PBI. Como recién decía, y recordaba cuando inauguramos otra universidad hace poco: la de Ciencias Económicas, en la UBA, donde vos podías ir a la universidad si querías, no por el lugar en el que habías nacido y si tenías recursos o no.
Y yo creo que estamos reconstruyendo esa Argentina que parió a esta generación, que fue la mía, y que fue la generación que con aciertos y equivocaciones creyó en un proyecto colectivo y lo que es más importante, no le importaba nada lo que le iban a dar cuando ingresaba a la política, lo importante era lo que ella daba a la sociedad y a su país.
Por eso digo para los que quieren ocultar o distorsionar, con sus aciertos y con sus errores, pero ojo que por los errores pusieron su propio cuerpo, no como otros que tuvieron que poner el cuerpo por los errores o por los horrores de los políticos que mal vendieron y vendieron el país generando políticas de hambre y de miseria. No sé si por incapacidad o por miedo porque además había mucho miedo en muchos de los dirigentes políticos.
Porque yo me pongo a pensar y me acuerdo cuando era legisladora, cuando me tocó ser diputada nacional y senadora, los discursos que decían que esto no se puede hacer porque si no el Fondo, porque se cae, porque vienen. Porque podía ser fácil explicar y decir que eras solamente por complicidad, no es que habían metido en la cabeza de los argentinos que era imposible hacer algo diferente a lo que te decían que había que hacer de afuera, te habían colonizado mentalmente, que es lo peor que le puede pasar a un pueblo y a una sociedad.
Por eso yo creo que esto que estamos haciendo: creando estás universidades que llegan a lugares donde, tal vez, si no estuviera esta universidad o la Jauretche, de Florencio Varela, o la de Moreno, o la de tantas otras, tal vez esos chicos que hoy están acá no podrían haber llegado a la universidad.
Y me acuerdo también de él, que sus padres pudieron con mucho sacrificio mandarlo, desde el Sur, desde la Patagonia, a la Universidad Nacional de La Plata a estudiar. Pero cuántos otros habrán quedado en el camino que porque sus padres no podían y tenían capacidades. Porque acá lo importante no es que todos vayan a la universidad, lo importante es que cada uno pueda hacer su elección personal de vida, de igualdad de oportunidades, que eso es lo que tenemos que seguir trabajando por una Argentina que siga generando igualdad de oportunidades.
Estaba leyendo los datos, releyendo los datos de las universidades y por ejemplo, la Jauretche, el 5 por ciento de los chicos que va a la Jauretche sus padres tienen instrucción universitaria. Aquí el 17 por ciento de los chicos, que vienen a esta universidad, sus padres tienen instrucción universitaria. Pero de los chicos que van a la Jauretche el 40 por ciento viven en casas, donde todavía hay calles de tierras. Miren todavía lo que nos falta a los argentinos hacer y construir. Hemos hecho mucho, hemos hecho muchísimo; el Intendente recién recordaba y Julio Pereira que nadie mejor que los hombres y mujeres que tuvieron responsabilidades o que aún tienen responsabilidades institucionales en el conurbano pueden entender lo qué significa este modelo que vino a reindustrializar, a abrir fábricas, a abrir universidades, más de 1.100 colegios.
Se acordaba, recién, el Intendente de Berazategui, cuando a dos cuadras del mismo lugar en el que ahora están inaugurando un colegio, hecho por cooperativistas, cuando estaba la Argentina del trueque - y como él decía - la Argentina cambiaba una carretilla o un martillo por comida. Esto no pasó en Uganda, esto pasó aquí, en la República Argentina, a escasos kilómetros del Obelisco, y no pasó hace dos siglos, pasó hace apenas diez años.
Yo digo siempre que la memoria, toda la memoria porque no tenemos que tener memoria selectiva, tenemos que poseer una memoria que contemple todo: lo que hicimos bien, lo que hicimos más o menos bien, en lo que nos equivocamos, pero aún con todas las equivocaciones que podamos haber tenido, con los errores porque somos humanos y podemos equivocarnos, siego sosteniendo que este es el proyecto de transformación política, social y económica más importante de nuestros 200 años de historia. Porque además por esas cosas raras de la historia a nuestro movimiento político, con el cual me siento identificada, pero con el cual también sé que no es suficiente porque tenemos que convocar y convencer también a otros argentinos. Porque eso es lo que se hizo también en aquel 45: convencer a los argentinos e incorporarlos a ese proyecto político, sin pedir carta de identidad, ni carné de afiliación. Esta es la Argentina diferente que tenemos que construir entre todos.
Siempre digo, estas cosas raras de la historia, este movimiento político que llega cuando el mundo había cambiado drásticamente, en el 45, después de la Segunda Guerra Mundial y este movimiento que también viene en un momento muy particular de la historia de nuestro país y que luego esa historia parece repetirse casi exactamente con lo que pasó en el derrumbe mundial, del año 2008, y donde pusimos a prueba el modelo y vimos que entonces no era ni viento de cola, ni era suerte, ni era casualidad, eran fundamentos y cimientos sólidos porque se basaban en la producción y en el trabajo. Y ahora tenemos que seguir trabajando y dar el salto cualitativo.
Recuerdo a él cuando realmente llegó y siempre decía "estamos en el infierno y estamos saliendo de a poco del infierno". Y ahora nos toca la segunda etapa, la etapa más fina, la etapa de elaboración, la etapa de proyecto, de desarrollo, de ver en dónde estamos fallando y dónde tenemos que corregir y por qué tenemos que hacer tal o cual cosa y discutir y debatir.
Yo digo que la universidad, es uno de los ámbitos donde debemos propiciar ese debate y esa discusión, que no debe constituirse en una discusión únicamente entre académicos; hay que hacer entrar al pueblo y a la calle a la universidad para discutir las cosas cotidianas de los argentinos y encontrarles soluciones desde lo académico que para eso nos pagan la educación gratuita universitaria; se la debemos al pueblo y tenemos que tener ese compromiso de devolverle al pueblo lo que el pueblo nos da.
Por eso, a todos ustedes, estudiantes universitarios, a los que hoy están aquí o están en otros ámbitos, les digo que yo siempre me sentí como egresada de la universidad pública y gratuita, gratuidad universitaria que también creó el peronismo en 1949, digámoslo con todas las letras.
Es curioso, siempre digo cómo todo el aparato cultural, la "intelligentsia", como le decía don Arturo Jauretche, se ocupó de ocultar meticulosamente algunos datos. Nos fue muy importante la reforma del '18, porque fue la que creó la libertad de cátedra y la autonomía, de modo tal que nadie se viera obligado a pensar o a dictar cátedra de una manera. Era consagrar, precisamente, la libertad de pensamiento. Pero ojo, que con la libertad, si no tenés los recursos para ejercer esa libertad, tampoco estás viviendo una sociedad completamente democrática. Y por eso hablo de la gratuidad de la enseñanza universitaria en 1949, un hecho que muchos argentinos no conocían, fue ocultado.
Yo creo que el deber de todos nosotros -yo en este caso como egresada universitaria, ustedes como ingresantes o estudiantes universitarios- es, precisamente, tener ese compromiso. Porque nos están dando los recursos para ser y tener pensamiento crítico y para generar propuestas y modelos de soluciones para los problemas de todos los argentinos y ese compromiso de la universidad con el pueblo, debe ser indisoluble.
Yo apuesto mucho a esas nueve universidades que hemos creado desde el año 2003 a la fecha.
Ustedes tienen una inmensa ventaja por sobre nosotros cuando ingresamos a la universidad. Cuando yo ingresé a la universidad no había democracia en el país, ningún argentino, ni los que estudiaban ni los que no estudiaban, podían elegir a quiénes los gobernaran o el gobierno que querían tener; ustedes tienen la maravillosa ventaja de vivir en una sociedad democrática y con una libertad como jamás se dio y esto es una construcción colectiva de todos los argentinos.
La democracia se construye todos los días, se construye con la Ley de Medios, se construye abriendo universidades, abriendo colegios; se construye también con la Asignación Universal por Hijo, independizando la política de baja estofa, como la llamo yo, que en realidad no es política de las necesidades del pueblo; se construye todos los días la democracia y yo siento que cada día que pasa, en cada vivienda, en cada familia que logra tener su techo, en cada argentino que ha logrado tener trabajo, en cada chico de nuestras escuelas públicas secundarias que recibe una netbook, en cada madre que hoy tiene la Asignación Universal por Hijo y tiene asegurada su escuela, su certificado de salud y también -vamos a decirlo con todas las letras- que no las exploten por cuatro monedas, porque también la Asignación Universal sirve para que se acabe en cierta medida la explotación a que eran sometidas muchas por no tener trabajo y trabajar por dos monedas dejando sus hijos todo el día solos. Esto también es construcción de democracia, en cada beca, en cada científico que ha retornado al país, en cada camino, en cada jubilado que hoy puede cobrar su jubilación que ha venido siendo aumentada como nunca les habían aumentado a los jubilados en toda su historia; en cada fábrica.
Yo siento que ahí estamos construyendo democracia todos los días porque es ahí donde la gente valora a las instituciones, es donde la gente valora a la política como instrumento transformador de la vida de las sociedades.
De este rescate que hemos hecho me siento tan orgullosa como se sentía orgulloso él, cuando afirmaba una y mil veces que no había dejado sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno. Yo les digo que esas convicciones le costaron la vida también, pero que él la dio orgulloso, él quería ver este país, él quería ver a los jóvenes estudiando, trabajando, generando oportunidades de vida y eso es lo que estamos haciendo hoy haciendo flamear esas banderas. Me gusta ver las banderas flameando, me gusta ver como cantan el himno; pónganse a pensar, ¿cuándo nuestra juventud cantó el himno con la pasión que hoy lo canta, con el amor con el que hacen flamear las banderas?
Yo creo que eso también es hacer patria y democracia; ningún pueblo, ninguna sociedad puede progresar si no se siente orgulloso de pertenecer al país en el que ha nacido.
¿Saben qué es lo que más me gusta de estos actos que hemos empezado a construir desde hace tiempo? Ha vuelto una cosa -no sé si ustedes se darán cuenta- que yo no escuchaba desde principios de la democracia, han vuelto las consignas. ¿Eso saben qué significa? Que la gente que viene acá, viene porque quiere y viene organizada para venir y sabe por qué viene.
Para finalizar, yo quiero decir esto porque a mí que me tocó vivir otras épocas, de consignas donde cientos de miles marchaban o ver algunos actos en donde la gente por allí estaba presente queriendo apoyar pero sin saber cómo expresar lo que sentía porque no estaba organizada. Ustedes no se dan cuenta del salto cualitativo que hemos dado en la política donde hemos vuelto, precisamente, a saber por qué cada uno está en un lado y por qué quiere seguir en ese lado y traer a otro más para que siga participando.
Y de esto, chicos, son ustedes los custodios, esas banderas no se las entreguen a nadie porque son suyas. Ustedes las han construido, ustedes las pintan, ustedes las viven y las sienten, no se las entreguen a nadie, manténganlas más altas que nunca flameando y vamos por más porque estamos seguros de que no vamos a permitir un solo paso para atrás; nunca menos de lo que hemos logrado en estos años en los que el trabajo, la esperanza y la fe han vuelto a los argentinos.
Muchas gracias, los quiero mucho.
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